domingo, 17 de agosto de 2008

MÁS VIENTOS DE CAMBIO EN AMÉRICA LATINA

Manuel H. Valenzuela.

Un aire fresco, nuevo, distinto, esperanzado y prometedor se suma en América Latina.
Inexorablemente por todo el continente se levanta el espíritu americanista, se desparrama por todos sus rincones, se afianza en el corazón de sus pueblos, se aprietan puños, se anudan gargantas y se agigantan esfuerzos. El pueblo está de PIE y como lo dijo el Líder Juan Domingo Perón:

Cuando los pueblos agotan su paciencia hacen tronar el escarmiento”.

Hoy es el turno de Paraguay que fiel a su estirpe luchadora, con todo su potencial, y através de su esencia popular inicia el camino de la reivindicación de la gente olvidada, oprimida, sojuzgada, condenada irremediablemente a la pobreza material, sanitaria y educativa. Y lo hace de la mano de un nuevo mandatario.
Seguramente ése será el mayor desafío que de ahora en más deberá resolver el ex obispo Fernando Lugo. Los sucesos en la ceremonia de asunción le indican que no está solo. Aparte de su propio pueblo - más de 15.000 personas presentes-, estaban los pueblos hermanos de América Latina representados por 8 presidentes sudamericanos.
No es casual el acompañamiento. De todo el continente emergen nuevas ideas, nuevas teorías. Debemos volver a pensar en el hombre como sujeto de las acciones del Estado, para protegerlo, para asegurarle los derechos elementales que lo eleven en su dignidad, que le permita crecer, no sólo económicamente sino además en lo social, espiritual, cultural y familiar.
Es por eso que hoy redoblan los tambores, porque una nación hermana más produce el cambio y esto incentiva a continuar por el sendero de la justicia social, de la paz, del trabajo, del bienestar para todos y no sólo para algunos. Si para lograrlos debemos replantear lo hecho hasta ahora, hagámoslo, sin miedos, sin prisa pero sin pausa.
Y para finalizar me viene a la memoria una de las estrofas no cantadas de nuestro Himno Nacional, que expresa:

¿No lo veis sobre Méjico y Quito / arrojarse con saña tenaz? ¿Y cual lloran bañadas en sangre /Potosí, Cochabamba y La Paz?/ ¿No los veis sobre el triste Caracas / luto y llanto y muerte esparcir? / ¿No los veis devorando cual fieras / todo pueblo que logran rendir?

Hoy, a doscientos años de su creación, si bien hemos recuperado nuestra soberanía política todavía está pendiente la soberanía económica y la justicia social. Mientras exista un ser humano con hambre, en estas riquísimas tierras sudamericanas, seguramente no podremos afirmar que la lucha, ahora democrática, haya finalizado.