viernes, 6 de febrero de 2009

PARTICIPAR ES CONSTRUIR DEMOCRACIA

Romina Rodríguez
Si bien estamos comenzando el segundo mes de este 2009, muchos ya tienen la mirada puesta en el décimo, Octubre. Estamos en un año electoral, lo cual implica que distintos sectores comiencen desde muy temprano a medir sus fuerzas, traten de tener un impacto positivo con sus acciones o discursos en la opinión pública, e incluso traten de influir en los hechos e información que tiene trascendencia a través de los medios de comunicación.
Ante este escenario, los ciudadanos que se encuentran fuera de esta dinámica de lucha por el poder parecen ser simples espectadores, a quienes se los convoca una vez cada dos años para que ejerzan su derecho al voto legitimando a los candidatos, ya sea para que estén al frente del gobierno o para que cumplan el rol de oposición. Esta forma de ver y vivir la política parece tener una íntima conexión con el creciente individualismo existente en la sociedad, que ha terminado con los compromisos sociales y las practicas colectivas en favor del bien común. No es posible generalizar ya que existen dignas excepciones, sin embargo, esta situación general dificulta la posibilidad de que en nuestro país se consolide una cultura democrática participativa que sustente un régimen inclusivo y asegure beneficios para el conjunto social.
Participación es un concepto clave del sistema democrático, no existe democracia sin participación. Ahora bien, ¿de que tipo de participación hablamos? No me refiero aquí a emitir un voto cada dos años como dije anteriormente, sino a la necesidad del compromiso de cada ciudadano en su propio futuro y en el futuro colectivo.
La participación política es tanto un derecho como un deber. Es nuestro derecho votar, es nuestro derecho participar de un partido político, es nuestro derecho obtener información de calidad y es nuestro derecho expresarnos, opinar y peticionar ante la autoridad pública. Pero además, es nuestro deber ejercer un control sobre nuestras autoridades y su accionar, generar alternativas cuando no coincidimos con las vigentes, considerar el bienestar de toda la sociedad cuando actuamos y ejercer las funciones que tenemos asignadas honestamente respetando la pluralidad social.
Muchas veces cuando escucho a la gente decir “no, yo no hago política” “no, en eso no me meto porque es cosa de políticos” “yo no quiero saber nada de la política”. Tantas luchas, tantos esfuerzos, tantos errores tuvimos que superar para poder disfrutar de la democracia y sus beneficios y hoy muchos no valoran la importancia de poder, con su participación, influir de alguna manera en el rumbo de la historia. Es cierto que se generó un descrédito hacia la política debido a que la gente se siente defraudada por la clase dirigente, pero no olvidemos que esos dirigentes surgieron del pueblo argentino. Ninguna nave espacial, ni ningún país lejano nos impuso los gobernantes que tenemos, desde el 83 (y con anterioridad excepto en los momentos en que el régimen democrático fue suplantado por regimenes autoritarios) fueron y son los ciudadanos del pueblo argentino quienes optaron por sus dirigentes. Y es primordial que nos hagamos responsables de nuestras acciones y exijamos comportamientos coherentes a quienes nos representan, porque esa es su función y para eso les otorgamos autoridad, para cumplir con el mandato del pueblo, los intereses nacionales y el bien común.
Se podría argumentar que en los partidos políticos no se abren espacios para quienes tienen nuevas visiones o quieren aportar nuevos puntos de vista. No niego esta afirmación pero vuelvo a insistir en la necesidad de compromiso y participación, ya que si todos tomamos conciencia de la importancia de nuestra contribución en la construcción política del país el tema adquiriría notoriedad, se impondría en la agenda de los medios y obligaría a quienes ocupan los lugares de mayor poder en la estructura actual a adoptar una nueva mirada y responder a las exigencias de la sociedad. Un paso importante sería por ejemplo que los afiliados a cualquier partido político e independientes exijan internas abiertas, para que desde la libre competencia surjan los dirigentes más aptos y aquellos que realmente el pueblo (y no el “dedo” de algunos dirigentes) elijan los candidatos y los perfiles de quienes competirán en las elecciones a cargos públicos.
Este tema es muy amplio y su debate puede ser muy extenso, la política es así, un arte pero también una necesidad para poder administrar los bienes materiales e inmateriales buscando lo mejor para todos. Lo importante es que este debate se genere y que tomemos conciencia de que una actitud coherente implica no solo levantar la voz para que nuestros reclamos y quejas se escuchen, sino que nuestra participación sea testigo de la necesidad de cambios que tenemos y de inclusión que debe generar un auténtico régimen democrático.

jueves, 5 de febrero de 2009

TROZOS DE HISTORIA DEL HOSPITAL “DR RAMON MADARIAGA” - Año: 1975 - 5ª entrega

Daniel Jorge Soto


Recuerdos de un Administrativo (Don Máximo C.E.J. Schelske 1938 – 1952)

Ingresa al Hospital como Tenedor de Libros, siendo Contador su padre (Máximo Rodolfo Schelske), de 1938 a 1943 es agente Ad – Honorem, recibiendo su designación como Ayudante de 1º el último año de referencia.
Al producirse el fallecimiento de su padre (1943) se hace cargo interinamente de la Contaduría, prestando a tal fin una fianza de $ 5.000 m/n, siendo ésta aprobada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación.
Finaliza su interinato al llegar adscrito como Contador Delegado Don Vicente Lanfranco (trasladado de la Colonia Oliva, Córdoba).
En 1945 vuelve a estar a cargo provisoriamente de la Contaduría, hasta la llegada de su titular Don Pedro Tisera. Al Señor schelske se le asignan funciones de Secretario del Hospital.
En 1947, al crearse la Delegación Regional de Salud Pública en Misiones, se lo traslada para que colabore en tareas de organización. El primer Delegado Regional fue el Dr. Ricardo P. Zaldarriaga.
En noviembre del mismo año lo designan Subcontador del Hospital, requiriéndole nueva fianza para ello, siendo su fiador en esta oportunidad Don Miguel Montiel (uno de los Intendentes Municipales de Posadas). La fianza antedicha se solicitaba a todo agente que manejase fondos y sus condiciones eran sumamente estrictas. En 1949 lo designan Contador del Hospital.
En 1950 se crea la Administración Zonal de Salud Pública en Misiones y entre su personal designan a Don Pedro Tisera como Secretario Administrativo y al Sr. Schelske como Contador Habilitado. Una de las funciones del nuevo organismo era el manejo de los fondos presupuestarios de todos los establecimientos asistenciales del Territorio Nacional de Misiones. Con ello los servicios dejaron de tener administración independiente. La Administración Zonal se ubicó físicamente en dependencias del Hospital Madariaga.
Recuerda que el Hospital Madariaga a esa época contaba con jardinería eficiente que mantenía la parquización, una huerta que abastecía parcialmente las necesidades y buenos servicios de ropería. El mantenimiento se cubría totalmente con agentes del servicio.